lunes, 19 de julio de 2010

Philippe Claudel - La nieta del señor Linh

Siento la ausencia de estos... ¿20 días? La lectura y otros asuntos me han robado el tiempo necesario para estar aquí, prueba de ello es que sólo he pasado por aquí para cambiar la imagen del libro que estoy leyendo. Quiero volver a hablar con los pocos lectores de este blog de un modo muy especial, y no puede ser otro que el tema que nos gusta a casi todos los que estamos en este rincón del mundo: la lectura.

Podría hablaros de muchas lecturas de este verano, pues desde que terminé los exámenes, allá por junio —un mes y un día, precisamente—, y tras aquel ensayo de Semántica léxica del español que bordé con un 10, me ha dado tiempo a leer 8 novelas, muchos poemas y algún relato del gran Poe y de mi profesora y sin embargo amiga Nieves Vázquez; pero he preferido hablaros de la última de mis lecturas, que terminé ayer por la mañana y de cuyo final no he podido, ni podré, desprenderme: La nieta del señor Linh, de Philippe Claudel, un libro que recomendó Vero en su blog y que por eso he leído, después de ver tan buenos comentarios y tan buena nota en su juicio personal.

Una mañana de noviembre, el señor Linh llega en barco junto a dos familias y su nieta en brazos a un país desconocido cuya lengua el anciano desconoce. Son trasladados a un lugar donde vivirán durante un tiempo hasta encontrar otro mejor. Un buen día, el señor Linh tiene que salir a pasear y, para no perderse en la gran ciudad, camina en línea recta por la calle hasta llegar a un banco. En este banco conoce al señor Bark, un hombre gordo que fuma compulsivamente y cierra los ojos al dar la primera calada a los cigarrillos, y que le contará sus problemas sin que el otro lo comprenda. Pese a la incomprensión del idioma, la amistad que se forja entre ambos hombres es tan entrañable que, como dice Vero, hasta el lector se sentirá invadido. Una historia maravillosa de lectura muy rápida y amena.

El único problema que veo es la narración en presente, que muchos escritores se empeñan en utilizar y que no da tan buen resultado como esperaban. Pero en este caso, dada la brevedad tanto de la novela como de cada capítulo, y dadas las abundantes pinceladas llenas de lirismo y de imágenes bellas, sobrepasa sus límites.

Tras varias decepciones en mis últimas lecturas, esta novelita corta más otra, exactamente la anterior (que terminé en un viaje alocado en tren el viernes pasado junto a mi Venus de las pieles), me han devuelto la alegría de contar con buenos libros en mi lista de los ya leídos. Ha sido un placer. Gracias, Vero.


Jorge Andreu

2 comentarios:

Vero dijo...

Jorge, me alegro de que te haya gustado. Es un libro pequeño y grande al mismo tiempo. Para mí fue una delicia y quiero leer sus otros dos libros publicados.

Gracias a ti,

Jorge Andreu dijo...

Yo desde que he terminado éste, tengo anotado en la lista su novela anterior, Almas grises. No sé si pasará mucho tiempo antes de volver a tomar un libro de este autor, pero lo que sí sé seguro es que lo leeré.

Un beso.

Jorge Andreu