domingo, 22 de agosto de 2010

Recuerdos de Santander (II. Sol, hierba verde y agua al punto de sal)


He abierto de nuevo los ojos. El sol da a las cosas
una lumbre irreal y dorada.
Otra vez son los montes de plata y de verde sereno.
Tiene la tierra el olor virginal de la fruta en la rama.


Repito los nombres que ofrecen un nido,
una bahía de paz a la infancia tronchada.
(El Faro, la Isla de Santa Marina,
pienso en la mole maciza de Peña Cabarga.)


He sentido el rozar de unos pies a mi lado.
Tenía la frente perdida en las nubes más altas.
«Hermosa la tierra», me ha dicho. Y ha vuelto al misterio.
Yo me he puesto a llorar de hermosura, pegada la boca a la tierra mojada.


José Hierro, «Después de la lluvia de otoño», en Alegría (1947)

2 comentarios:

Isabel Martínez Barquero dijo...

Fantásticas las palabras del poeta junto a esas fotografías.
Y preciosas fotos, Jorge (¡ay, me recuerdan que hace por lo menos cuatro años que no he pisado la bella Santander!).

Jorge Andreu dijo...

Amiga mía, las vistas de Santander hacen que las fotos salgan así. Y las palabras del poeta le dan vida a los recuerdos. Desde que he vuelto del norte, cada vez que leo un poema de José Hierro me estremezco aún más que antes, porque ahora sé a qué se refería.

Un abrazo.

Jorge Andreu