viernes, 12 de octubre de 2012

Richard Donner - La profecía (1976)

En 1976 se estrenó una película que treinta años después volvería a tratarse en un remake: con frecuencia, cuando sucede esto significa que en su momento la cinta original gozó de suficiente importancia como para que el paso del tiempo terminara de asentar su huella. Ese motivo, sumado al del actor protagonista —Gregory Peck—, me ha abierto los ojos para no cerrarlos en el transcurso de una trama de las que enganchan desde el principio.

Dirigida por Richard Donner, La profecía tiene los ingredientes que hoy, después de muchos ejemplos, pueden considerarse propios de una película de terror sobrenatural: un cura, un niño, un acontecimiento extraño que desencadena una sucesión de desgracias y, por último, un personaje encargado de dar explicación racional a los sucesos. 

Roma, seis de junio a las seis de la madrugada: tras la muerte del hijo que Katherine acaba de tener, su marido Robert Thorn sigue el consejo del padre Spiletto y, para evitar el sufrimiento de su mujer, sustituye a su vástago por un niño huérfano al que darán el nombre de Damien. Durante sus primeros cinco años de vida todo es normal: la madre vive feliz con su niño y al padre lo nombran embajador de los Estados Unidos. En la fiesta de su quinto cumpleaños, la niñera de Damien se ahorca ante los ojos de todos los invitados, acontecimiento que inicia una serie de desgracias relacionadas con el Apocalipsis. Entre la explicación de fe por parte del cura y la racionalidad de un fotógrafo, Robert Thorn no termina de creer que su hijo sea el anticristo hasta que poco a poco los hechos le dan las pruebas suficientes. Entonces hay que buscar una solución al problema.

Parece que en estas fechas ya conocemos todas las historias posibles, como si se hubieran agotado las variantes de un mismo tema. Tal vez por eso ahora es el momento de enfrentarnos a películas como esta para descubrir una demostración de calculada composición, el desarrollo de una trama que atrapa al espectador desde el primer momento: tras una breve introducción que nos pone en antecedentes, el suicidio de la niñera es el primer peldaño de una escalera de desgracias hiladas unas con otras con una rapidez exasperante. Si a la estructura, lineal pero con bastante ritmo, le sumamos el acompañamiento de una banda sonora digna de un Oscar, que causa la sensación de terror añorada en muchas películas actuales, tenemos una obra que merece atención. 

No sé cómo será la adaptación más reciente —estrenada el 6 de junio de 2006—, y no descarto verla pronto, aunque me parece muy difícil que superen en calidad el efecto de esta película.  

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